Trastorno por Déficit de Atención

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno de origen neurobiológico, que tiene como síntomas característicos afectación de la atención y presencia de impulsividad e hiperactividad, presente antes de los 7 años y que produce un deterioro clínicamente significativo en dos o más áreas o aspectos de la vida del niño, el cual no se explica por la presencia de una enfermedad médica o trastorno psicológico.

En los estudios sobre las causas del TDAH no se han identificado factores ambientales que expliquen por sí mismos los síntomas del trastorno. No obstante, sí se han hallado factores de riesgo prenatales como son el consumo de tabaco o alcohol durante el embarazo y perinatales como la prematuridad, el bajo peso al nacer o las infecciones cerebrales.

Existen tres variantes o subtipos de TDAH:
-TDAH combinado: presenta los tres síntomas nucleares: déficit de atención, impulsividad e hiperactividad.
-TDAH con predominio de déficit de atención.
-TDAH con predominio de impulsividad e hiperactividad.


Los niños del subtipo inatento no suelen ser tan movidos e impulsivos como los de los otros dos subtipos. Por tanto, dado que los padres apenas tienen quejas de su comportamiento en estos casos las consultas se originan debido a las dificultades académicas y constantes "despistes" de sus hijos. 

Según los criterios diagnósticos actuales el niño debe presentar durante un mínimo de 6 meses, tanto en casa como en la escuela, 6 o más síntomas de cada uno de los siguientes bloques:


1. Desatención
-No suele prestar atención a los detalles. Comete errores frecuentemente en el colegio, el trabajo u otras actividades.
-Le cuesta mantener la atención en tareas o actividades de tipo lúdico.
-Parece que no escucha cuando se le habla.
-No suele finalizar las tareas o encargos que empieza y no suele seguir las instrucciones que se le mandan, sin ser por un comportamiento negativista o por una incapacidad para comprender las instrucciones.
-Le resulta complicado organizar tareas y actividades.
-Intenta evitar realizar tareas que le suponen un esfuerzo mental sostenido (actividades escolares o tareas domésticas).
-Pierde objetos frecuentemente (ejercicios, lápices, libros, juguetes…)
-Se distrae con cualquier estímulo irrelevante.
-Es descuidado en las actividades de la vida diaria.  


2. Hiperactividad
-Suele mover en exceso las manos y los pies o no se está quieto en el asiento.
-No suele permanecer sentado en las situaciones en las que se espera que lo esté.
-Suele correr o saltar en exceso en situaciones en las que no es apropiado hacerlo.
-Tiene dificultades para realizar actividades o juegos tranquilos.
-Suele estar en movimiento y actuar como si tuviese un motor en marcha continuamente.
-Suele hablar en exceso.
  
3. Impulsividad
-Suele dar respuestas precipitadas antes de que se hayan terminado de formular las preguntas.
-Le cuesta esperar su turno y respetar las colas.
-Suele correr o saltar en exceso en situaciones en las que no es apropiado hacerlo.
-Suele interrumpir a los demás y entrometerse en las actividades de otros.


Con frecuencia el TDAH se acompaña de alteraciones emocionales o del comportamiento social, así como de trastornos del sueño y dificultades de aprendizaje. 

El tratamiento de elección para los síntomas nucleares del TDAH (inatención, impulsividad e hiperactividad) es el farmacológico. No obstante, en niños pequeños es preferible comenzar con técnicas de modificación de la conducta mediante el entrenamiento de los padres. En todos los casos será imprescindible la psicoeducación, es decir, enseñar tanto al niño como a sus padres y profesores qué es el TDAH y qué hacer para mejorarlo. Algunos niños podrían necesitar además terapia psicológica para tratar la presencia de síntomas de ansiedad o depresión asociados o un entrenamiento en habilidades sociales si presentan dificultades para relacionarse con los demás. 

En general los síntomas tienden a disminuir con la edad. La hiperactividad suele reducirse notablemente durante la adolescencia, aunque en algunos casos la impulsividad e inatención se presentan de forma más persistente. Por lo tanto, la evolución varía según sea el caso, habrá adultos con TDAH que necesiten tratamiento de por vida y otros en cambio que, dependiendo de su actividad, puedan desarrollar una vida normalizada sin necesidad de tratamiento. 

Algunas recomendaciones básicas para los padres son las siguientes: 
-Anticipar las reglas: las rutinas y normas claras les facilita situarse y seguir las diferentes actividades.
-Fomentar la actividad física: el esfuerzo físico y el deporte regular les ayuda a disminuir la agitación.
-Elogiar sus esfuerzos: reforzar las experiencias de éxito compensa la tendencia a recibir críticas por su comportamiento, lo cual normalmente agudiza los problemas de los niños con TDAH. 
-Conceder pausas: facilitarles momentos de descanso y ocio les permitirá seguir con las rutinas sin sensación de agotamiento y saturación.

Si su hijo encaja con el perfil antes descrito consultar con un profesional para que éste realice la evaluación y diagnóstico correspondientes y determine el tipo de intervención más adecuado.

Referencias:
Buchholz, Yvonne. "El 75 por ciento del origen del TDAH es genético" Mente y Cerebro. Nº61, (Julio-Agosto 2013).
Reinberger, Stefanie. "Las múltiples caras del TDAH" Mente y Cerebro. Nº61, (Julio-Agosto 2013).